En plena resaca de la final de la Champions y a pesar de que yo el fútbol sólo lo vivo a través de mis hijos -colchoneros, por cierto-, quisiera declararme cholista hasta la médula. Sí. Tan hondo me ha calado esta filosofía que ayer, al entrar en el colegio electoral, me fui directa a buscar entre las papeletas una rojiblanca que me desvelara el once inicial. Y eso, a pesar de la sonada victoria merengue 4-1 de la noche anterior. Pero no hubo suerte y sólo encontré las mismas listas de siempre...
Una auténtica decepción porque de verdad que lo que corre por mis venas es sangre 100% cholista. Y no por el ambiente atlético que se respira en mi casa, ni por Diego Costa, que guapo es un rato pero que se somete a tratamientos de caballo, sino porque comparto plenamente el espíritu de este entrenador. Y es que sabrá muchísimo de fútbol pero además tiene un carisma que haría las delicias de los dirigentes que copan la actualidad política en nuestro país.
Simeone ha sido capaz de rescatar del infierno a un equipo hundido y relegado a un segundo plano desde hace 18 años. ¿Y cómo lo ha conseguido? ¿Fichando mediante contratos multimillonarios a estrellas que presumen de tableta y que pasean los palmitos de sus novias modelos subidos en vehículos de altísima gama? No. ¡Con menos talonario y más corazón! Haciendo alarde del espíritu de lucha, haciendo creer a sus jugadores y a la afición (ya de por sí entregada a la causa y fiel a su equipo) que todo trabajo y todo esfuerzo tiene su recompensa. Pasito a pasito. Creyendo. Teniendo fe. Siguiendo sus ideales. Yo es que le oigo en las ruedas de prensa y me siento identificada: confianza, seguridad en uno mismo, dejarse la piel en lo que uno hace, creer, luchar. Ésa es la clave del éxito. Más corazón y menos musculitos.
Así lo resumió el propio míster durante la celebración del título de Liga en Neptuno: "Si se cree y se trabaja, se puede"; que viene a ser el "querer es poder" de toda la vida. Pero yo me quedo con su versión, con su serenidad (con el permiso de Varane, claro), con su fe ciega en él y en su equipo, con su fidelidad a los colores, con su respeto a los demás y con el chute de adrenalina que provocan sus palabras.
Porque el Cholo ha sabido por fin darle sentido al célebre "Papá, ¿por qué somos del Atleti?".
Y, a modo de reflexión en este día post-elecciones europeas y dado el fracaso de la capacidad de liderazgo de nuestros candidatos, dejo esta pregunta en el aire... ¿de verdad que no lo veis como líder de la oposición en las elecciones presidenciales del año que viene?
