¡Bienvenid@!

Es un placer darte la bienvenida a mi blog. Si quieres conocerme un poquito antes de seguir, puedes hacerlo aquí: Elisa




Recuérdame...

23 de mayo. Ya estamos...

Y echo la vista atrás con la absoluta certeza de que no hay nada como mirar siempre hacia adelante. Porque lo pasado pasado está y si te he visto no me acuerdo. Carpe diem. ¿No es eso? Pues eso es.

Así que le hago un corte de mangas a la sensatez y, sí, echo la vista atrás...

Y me gustaría que recordaras con el mismo cariño con el que yo recuerdo lo que empezamos desde cero a plena luz del día y se llevaron por delante las malditas madrugadas.

Y que me recordaras con la frescura de quien tiene toda la vida por delante y ganas de comerse el mundo y a quien el mundo acaba comiéndose. Con la ilusión de quien lo deja todo cuando le dicen "ven" y se marcha sin ni siquiera un "vete".

Acuérdate de mi como tantas veces te dije, como tu fan número uno. Ésa que te admira por encima de todo, ésa que haría cualquier cosa por ti. Ésa que te espera sin límites y te busca por los rincones más recónditos. Ésa que siempre está en la primera fila dispuesta a jalearte sin importarle las colas y los empujones. Esa fan que perdió a su ídolo.

No sé si podrás recordarme como yo tantas veces te he querido ver a ti: como ese remanso de paz. Ese hogar al abrigo de cualquier peligro. Un hogar que hizo aguas y quedó abandonado a la intemperie.

Quisiera que me recordaras con esa risa que compartimos y a la que acalló el llanto, con esos sueños que construimos juntos y abrasó el fuego de ese infierno. ¿Recuerdas todas esas promesas? Nacieron del corazón y se las cargó la falta de cabeza.

Recuerda por favor el ángel de la guarda que te quiso cuidar. Recuerda que te cuidó. Recuerdo que tú le cuidaste. Recuerda que os cuidasteis hasta que dejaste de cuidarte. Y él te quiso seguir cuidando.

Y no olvides los ruegos, las súplicas, los por favores aniquilados con silencios, desprecios, portazos y ausencias.

Pero sobre todo recuérdame con todo el amor de una madre que ha compartido contigo el mejor regalo que nos hemos podido hacer. Y recuérdame luchando por ellos, creciendo con ellos, aprendiendo a su lado y protegiéndoles. 
Y recuérdame herida por su sufrimiento, triste por su pena, orgullosa por sus logros, cansada por sus esfuerzos y feliz por sus alegrías.

Recuérdame con cariño; el que ambos nos merecemos por todo lo que fue y por lo que no fue y pudo haber sido.

Recuérdame con respeto; ése que nunca te he perdido y tanto cuesta mantener a salvo.

Recuérdame con una sonrisa, como la primera vez que nos vimos. Porque si me la ofreciste aquel día que éramos dos extraños, mucho más nos la debemos ahora que nos lo hemos conocido todo.

Y recuérdame con amor; porque de amor iba esto y porque sólo de amor se vive.

Recuérdame siempre como soy. Como fui y como seré. Así, sin echar la vista atrás. En mi aquí y ahora. Con mis ganas de mañana.

¿Y si fueras capaz...?

¿Y si fueras capaz de ver que estás llena de vida? Que desde que el miedo y la barbarie se instalaron en ella, te están robando lo más preciado que tienes.
¿Y si fueras capaz de recordar que una vez sí que te sentiste merecedora de una vida digna? ¿Por qué no recuerdas cuando eras libre?
¿Te acuerdas cuando tú eras dueña de tus acciones y nadie decidía por ti? ¿No ves que ahora son el pánico, la desesperanza y los restos que quedan de tu persona los que actúan en tu nombre? Ya no queda nada de tu amor propio. ¿Dónde te lo has dejado, princesa?
¿De verdad es posible que ya no quede nada de esa niña alegre y soñadora en tu retina? ¿No la ves? ¿Ya no te entra ni un rayito de luz en ese mundo oscuro al que puedas agarrarte para darte cuenta de que ésa no eres tú? Ya no eres tú. La sinrazón te ha reducido a la nada. La lluvia de odio, humillación y rabia que ha descargado sobre ti te ha convertido en un saco de huesos y de carne y lo peor de todo es que ni siquiera puedes verlo. Como tampoco puedes ver que eres mucho más que un punching ball concebido para recibir cuantos golpes quiera asestarle la locura ajena.
¿De verdad ya no eres capaz de aferrarte al amor de los tuyos para salir de esa vorágine que te está arrastrando a la muerte? Porque ya estás muerta. Muerta en vida. Y no lo ves. Como tampoco ves que ése no es tu sitio. No, joder, no te lo creas. Ése no es tu sitio. Ni el tuyo ni el de nadie. Ya basta. Que nada ni nadie está por encima de ti y que, sí, tú también mereces VIVIR. 
Porque que alguien te entierre en su odio no quiere decir que no puedas recibir amor. Porque que alguien te despoje de tus dones más preciados no significa que no los tengas. Están ahí. ¿Por qué no los ves?
Y no, no eres un saco de mierda. Eres digna y merecedora de la vida que tú te propongas alcanzar. Sí, no resoples pensando "Ya... eso lo dices tú que eres inteligente, valiente y fuerte..." Soy el espejo de tu alma. Pero no me ves... Cerraste los ojos hace una eternidad para no ver el horror que tenías delante y ese día te instalaste en la oscuridad que te domina ahora.
¿De verdad no ves ese haz de luz que sigue queriendo asomarse por un rinconcito? Míralo. Búscalo y no lo pierdas de vista. Existe. Y ahí afuera hay mucho más de eso. Y en tu cueva ya no se ve nada, hace mucho frío, la humedad te ha dejado agarrotada y además estás sola.
Si tan sólo fueras capaz de ver la gente que está deseando que salgas de tu madriguera... Porque sí, porque sí que hay gente que te quiere. A TI. Sí. Porque a ti también se te puede querer, aunque te cueste creerlo.
Pero para sentirte querida debes abandonar ese refugio. Ahí no pueden entrar a por ti; el espacio es demasiado reducido y estás agazapada. No caben los besos ni los abrazos. Por no caber, no cabe ni el oxígeno. Hace demasiado que te falta el aire...
Sal de ahí, por favor. Abandona la cueva y no vuelvas a mirar atrás jamás. Mira esa pequeña luz que es tu esperanza y despierta. ¡Levanta la cabeza, joder! Abre los ojos y no se te ocurra cerrarlos de nuevo si no es para retomar tus antiguos sueños.
Despliega las alas que, aunque te parezca lo contrario, no han conseguido cortar. Retoma el vuelo. Recupera tu libertad...

¿Notas el sol? ¿Lo recuerdas? ¿Sientes el calor? ¿Se te va pasando el frío? ¿Oyes cómo cantan los pájaros? ¿Es posible que en algún momento llegaras a pensar que la música había dejado de sonar? ¿Tú que adoras ir canturreando por la vida? ¿Tú que, paradojas de la vida, tienes una canción favorita que se llama "Aunque tú no lo sepas"...? ¿Hueles el aire? ¿Sientes a qué sabe la libertad?
¿Y ves a todas esas personas? ¿Las ves ahora? Llevan delante de ti todo este tiempo y no te habías enterado. Y fíjate cómo sonríen y cómo les brillan los ojos. Es por verte ahí de pie...
¿Y ves también a esa mujer serena, sonriente incluso, decidida a ser feliz y convencida de que una es tan guapa como quiera serlo y que una no es más ni menos que nadie porque una vez alguien le hizo creer que no valía ni para sobrevivir? ¿La ves? Pues esa soy, que eres tú. Vente conmigo y no me vuelvas a soltar la mano nunca más. He vuelto a encontrar el camino del que no debí salir jamás...