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¿Y si fueras capaz...?

¿Y si fueras capaz de ver que estás llena de vida? Que desde que el miedo y la barbarie se instalaron en ella, te están robando lo más preciado que tienes.
¿Y si fueras capaz de recordar que una vez sí que te sentiste merecedora de una vida digna? ¿Por qué no recuerdas cuando eras libre?
¿Te acuerdas cuando tú eras dueña de tus acciones y nadie decidía por ti? ¿No ves que ahora son el pánico, la desesperanza y los restos que quedan de tu persona los que actúan en tu nombre? Ya no queda nada de tu amor propio. ¿Dónde te lo has dejado, princesa?
¿De verdad es posible que ya no quede nada de esa niña alegre y soñadora en tu retina? ¿No la ves? ¿Ya no te entra ni un rayito de luz en ese mundo oscuro al que puedas agarrarte para darte cuenta de que ésa no eres tú? Ya no eres tú. La sinrazón te ha reducido a la nada. La lluvia de odio, humillación y rabia que ha descargado sobre ti te ha convertido en un saco de huesos y de carne y lo peor de todo es que ni siquiera puedes verlo. Como tampoco puedes ver que eres mucho más que un punching ball concebido para recibir cuantos golpes quiera asestarle la locura ajena.
¿De verdad ya no eres capaz de aferrarte al amor de los tuyos para salir de esa vorágine que te está arrastrando a la muerte? Porque ya estás muerta. Muerta en vida. Y no lo ves. Como tampoco ves que ése no es tu sitio. No, joder, no te lo creas. Ése no es tu sitio. Ni el tuyo ni el de nadie. Ya basta. Que nada ni nadie está por encima de ti y que, sí, tú también mereces VIVIR. 
Porque que alguien te entierre en su odio no quiere decir que no puedas recibir amor. Porque que alguien te despoje de tus dones más preciados no significa que no los tengas. Están ahí. ¿Por qué no los ves?
Y no, no eres un saco de mierda. Eres digna y merecedora de la vida que tú te propongas alcanzar. Sí, no resoples pensando "Ya... eso lo dices tú que eres inteligente, valiente y fuerte..." Soy el espejo de tu alma. Pero no me ves... Cerraste los ojos hace una eternidad para no ver el horror que tenías delante y ese día te instalaste en la oscuridad que te domina ahora.
¿De verdad no ves ese haz de luz que sigue queriendo asomarse por un rinconcito? Míralo. Búscalo y no lo pierdas de vista. Existe. Y ahí afuera hay mucho más de eso. Y en tu cueva ya no se ve nada, hace mucho frío, la humedad te ha dejado agarrotada y además estás sola.
Si tan sólo fueras capaz de ver la gente que está deseando que salgas de tu madriguera... Porque sí, porque sí que hay gente que te quiere. A TI. Sí. Porque a ti también se te puede querer, aunque te cueste creerlo.
Pero para sentirte querida debes abandonar ese refugio. Ahí no pueden entrar a por ti; el espacio es demasiado reducido y estás agazapada. No caben los besos ni los abrazos. Por no caber, no cabe ni el oxígeno. Hace demasiado que te falta el aire...
Sal de ahí, por favor. Abandona la cueva y no vuelvas a mirar atrás jamás. Mira esa pequeña luz que es tu esperanza y despierta. ¡Levanta la cabeza, joder! Abre los ojos y no se te ocurra cerrarlos de nuevo si no es para retomar tus antiguos sueños.
Despliega las alas que, aunque te parezca lo contrario, no han conseguido cortar. Retoma el vuelo. Recupera tu libertad...

¿Notas el sol? ¿Lo recuerdas? ¿Sientes el calor? ¿Se te va pasando el frío? ¿Oyes cómo cantan los pájaros? ¿Es posible que en algún momento llegaras a pensar que la música había dejado de sonar? ¿Tú que adoras ir canturreando por la vida? ¿Tú que, paradojas de la vida, tienes una canción favorita que se llama "Aunque tú no lo sepas"...? ¿Hueles el aire? ¿Sientes a qué sabe la libertad?
¿Y ves a todas esas personas? ¿Las ves ahora? Llevan delante de ti todo este tiempo y no te habías enterado. Y fíjate cómo sonríen y cómo les brillan los ojos. Es por verte ahí de pie...
¿Y ves también a esa mujer serena, sonriente incluso, decidida a ser feliz y convencida de que una es tan guapa como quiera serlo y que una no es más ni menos que nadie porque una vez alguien le hizo creer que no valía ni para sobrevivir? ¿La ves? Pues esa soy, que eres tú. Vente conmigo y no me vuelvas a soltar la mano nunca más. He vuelto a encontrar el camino del que no debí salir jamás...



2 comentarios:

  1. Hola!
    He llegado a ti a través de "La Senda de la Felicidad". Y he encontrado este artículo. el artículo perfecto en el momento adecuado. A veces nos hace falta que alguien de fuera nos diga lo que tenemos dentro. Lo que ya sabemos pero no nos atrevemos a sacar, a aceptar y a decir en voz alta. Muchísimas gracias por tus palabras. sé que eran para mi.
    Ya tienes una seguidora más. Me has acariciado el alma

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  2. Bienvenida, Anaís. Muchísimas gracias por tus comentarios. Me alegro mucho de que mi entrada te haya servido para abrir los ojos. Si lo que escribo sirve para ayudar a los demás, además de ayudarme a mi misma, ¡es fantástico! Un abrazo y a seguir volando...

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