¡Bienvenid@!

Es un placer darte la bienvenida a mi blog. Si quieres conocerme un poquito antes de seguir, puedes hacerlo aquí: Elisa




Creer en ti

Te bajas de la montaña rusa y de repente ¡zas! Ahí estás tú. Sola ante el peligro. Pero capaz de todo.
Despojada de todas las cadenas que te impedían volar en libertad, el cielo se abre ante ti, de un azul intenso.
Nada antes te había hecho pensar que, una vez recuperada tu autonomía, podrías volar tan alto. Quizás ni siquiera te lo habías planteado, pues la oscuridad no te permitía ver más allá de esa cegadora cortina negra. 
Sólo el instinto de supervivencia, más por los tuyos que por ti misma, te reservaba las fuerzas necesarias para enfrentarte a bocanadas a los envites de tu particular etapa gris.
'Periodo azul' de Picasso, 'Pinturas negras' de Goya o 'Misery' de los Beatles. Llámalo como quieras. Pero todo ser humano ha tenido alguna vez un nubarrón sobre sí, descargando con ira lluvias torrenciales, vientos huracanados y hasta rayos y truenos. Amarra bien las jarcias, pon los rizos, mantente firme y asegurado a tu línea de vida y capea el temporal.
Antes o después amaina la tormenta y tras la borrasca regresa la luz.
Tus ojos dejan de ver borroso, probablemente al secarse las lágrimas, y empiezas a percibir el fruto de tu perseverancia: color, frescura y bienestar.
Y aquí no hay trampa ni cartón. Sólo fe y confianza en ti.

¡Qué casualidad!

¡Buenos días!
¿Habéis leído el Yo Dona de ayer?
En él, la periodista María Fernández-Miranda habla precisamente del mismo tema que traté yo en mi entrada de hace dos días: los beneficios del mindfulness y más concretamente de ¡Bhante Kondanna!
¿Pura coincidencia o es que es realmente la meditación está en boca de todos?

Para los que estáis pensando en empezar a practicarla, aquí os dejo el artículo:



¡Feliz domingo!

Stay mindful, my friend!

Hace unos meses tuve la suerte de conocer a un gurú de la meditación, el monje Bhante Kondanna, y desde entonces algo ha despertado dentro de mí.
En realidad no fue fruto del azar pues yo ya había sentido curiosidad por investigar un poco qué era eso que aportaba tantísimos beneficios asombrosos, según aseguraban algunas personas que ya lo practicaban. Así que cuando un cliente me pidió que interpretásemos la charla de este monje supe que tenía ante mi una oportunidad de oro para descubrir el fascinante mundo del mindfulness (o conciencia plena).
Y allá que me fui, muy open-minded, valga la redundancia.

Ciertamente flipé con la intervención de Kondanna, no sólo por lo que nos contó, que también, ni por lo peculiar de su atuendo mostaza con gorrito de lana y sandalias con calcetines blancos, que por supuesto que también, sino por cómo lo contaba. Transmitía tanta serenidad y sencillez que en seguida me cautivó. Y las dos sesiones de meditación que tuve después con él no hicieron sino reafirmar este flechazo.

En palabras del propio Bhante, profesor de meditación de celebrities como Richard Gere o Shakira, "la concentración más profunda nos permite darnos cuenta de la naturaleza de los pensamientos para distinguir los positivos de los negativos, cultivando lo beneficioso y desechando aquello que puede hacernos daño."
¡Guau! ¡Cómo mola! ¡Poder elegir lo que uno quiere y lo que no!

En el fondo, se trata de conocerse a sí mismo "por dentro" para descubrir cómo funcionan nuestra mente y nuestro cuerpo y eliminar el estrés de la vida moderna. Algo así como aquietar y silenciar las maquinarias de esta mente tan complicada que tenemos. ¿Te imaginas?

El concepto de mindfulness consiste en focalizar toda la atención en el presente y SENTIR y disfrutar -de verdad- lo que estamos viviendo. El aquí y ahora. Sin angustiarse por el futuro ni darle vueltas al pasado. Porque si fuésemos capaces de permanecer en el presente, haciendo caso omiso de lo que ya ha pasado y sin preocuparnos por lo que va a pasar, apenas sufriríamos. Lo pasado, pasado está y es evidente que deja heridas pero trata de cerrarlas pronto y disfruta de todo lo que la vida te está ofreciendo en este instante, sin arrastrar penas de ayer y sin agobiarte por lo que pasará mañana pues a veces sufrimos a cuenta innecesariamente. Esto último no es de ningún gurú tibetano, sino de mi padre, más sabio que muchos sabios, y que ya desde pequeña me decía: "No te preocupes por lo que aún no ha llegado porque quizás no ocurra. Si surge un problema, ya lo resolveremos pero no sufras por adelantado."

Y es que vivimos demasiado deprisa y malgastamos mucha energía intentando organizar nuestras vidas para que todo encaje cuando lo fundamental es poder conectar con nosotros mismos, en lugar de vivir proyectados hacia afuera. Ya lo decía el mismísimo John Lennon: "La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes".
Sí, señores, la felicidad está aquí y ahora. No dejes que se te escurra planificándola...

La clave estaría entonces en bajarse de este tren de alta velocidad para recorrer el camino de la vida a pie, despacito, disfrutando del momento presente, respirando hondo, sintiendo, palpitando, empapándote de todas las sensaciones que te llegan a través de los cinco sentidos y de todo cuanto te alimenta el espíritu.

¿Y si de verdad fuera posible aprender a levantar el pie del acelerador y ralentizar el ritmo de vida? ¿Y si no fuera tan complicado sacarle todo el jugo a cada una de tus vivencias? ¿Y si te detuvieras cada día un instante a sentir el sol en la cara, la arena en los pies o la lluvia en el pelo?



Eso es precisamente el mindfulness: un antídoto contra el estrés. Una gimnasia para aprender a reducirlo y mejorar la capacidad de concentración para -nada más y nada menos- ser feliz.
"Una solución contra la época del multitasking", según afirma Benedetta Poletti, directora de Elle. "Un running sin agujetas", continúa.  El Carpe Diem del siglo XXI.

Anímate. Inventa tu propio mantra, busca tu rinconcito, elige tu postura y respira...
Porque todos deberíamos meditar por lo menos 20 minutos al día, a no ser que estés demasiado ocupado. En este caso, deberías meditar una hora.