¡Bienvenid@!

Es un placer darte la bienvenida a mi blog. Si quieres conocerme un poquito antes de seguir, puedes hacerlo aquí: Elisa




Too close to heaven

Pegada a ti. Siento tu respiración, lenta y acompasada. Me conducen hasta tu paz. Oigo latir tu corazón, que bombea calma, vida y mucha chispa; la misma que me contagias desde hace meses. Me invitas a soñar. Y me entrego sin querer. Me resisto a cerrar los ojos porque dormir hace que el tiempo sea más corto. Pero me dejo llevar por fin... La fuerza de tu serenidad me arrastra. Y descubro con gran alegría que me estás esperando ahí afuera...
Se unen nuestras almas y empezamos a viajar juntos. Me coges de la mano y echamos a volar en un mundo sin barreras, relojes, ni rosas con espinas. Desplegamos las alas sin ni siquiera pensarlo y el viento en la cara, la luz del sol y la perfección de las nubes que nos reciben hacen presagiar que este paseo que no lleva a ninguna parte nos conduce a cualquier sitio.
Te sigo entusiasmada mientras me sorprendo acogiendo sensaciones tan intensas que no me detengo a pensar en la irrealidad de lo que está sucediendo. Vamos cogiendo velocidad mientras se me acelera el corazón, dejando mi cuerpo en ese remanso de paz junto al tuyo.
Nuestras almas cabalgan muy alto y contemplan felices el mundo que queda tan lejos, ajenas a todo cuanto allí sucede. Se saben dos almas libres, deseosas de perder la cordura y ávidas de adrenalina. Y se regalan un viaje fugaz, improvisado y sin normas. Ninguno de los dos se preocupa de girar la cabeza para mirar atrás. Con las prisas, olvidamos los móviles junto a la sensatez. Qué más da si aquí no hay cobertura...
Y aceleran, aceleran el ritmo y corren tanto que dejan de oírse el uno al otro. Las palabras se esfuman y sólo intercambian miradas y sonrisas. Miradas que lo dicen todo y sonrisas que no omiten nada.
Y te sigo sin dudarlo. "Confía en mí", dijiste aquel día. Y así lo hago, desde entonces, en tus sueños y en mi realidad.
Volamos, volamos volamos. Corremos, corremos, corremos. Saltamos, saltamos, saltamos. Y reímos.
La vorágine no me permite desear que ojalá no acabe nunca la aventura pero me impregno de esa alegría y frescura con tanta ansia que cuando abro los ojos aún puedo sentir cómo fluye la energía. Y necesito unas décimas de segundo para reubicarme. La música de The Waterboys y las luces de la calle me devuelven de bruces a la vida que probablemente nunca abandoné. Ahora sí, giro la cabeza, inquieta, y descubro feliz que sigues allí. Aún duermes y tu respiración profunda me envuelve en la misma quietud que perdí minutos antes. Me siento afortunada de estar aquí contigo, de haber compartido juntos ese viaje que nunca existió y de haber regresado al punto de partida.
Recupero la conciencia del todo y entiendo que nuestras almas nunca se movieron del sofá. Sin embargo, miro en mi interior y descubro asombrada que le he robado al sueño un manojo de sensaciones increíbles, de vida y de frescura que conservo mucho tiempo después de haber despertado...